miércoles, abril 15, 2009

La Gravedad de la Brecha digital

A nivel nacional, regional y global existe una mayor y creciente preocupación por “la brecha digital” y así mismo existen muchos esfuerzos hacia el cierre de dicha brecha.

Sin embargo la reducción de la brecha digital no es el objetivo de política pública número uno en los países en desarrollo y tampoco lo es en los organismos internacionales.

Y es que si consideramos que gran parte de la población mundial aún enfrenta desafíos mucho más básicos, - y más dramáticos-, como el acceso al agua, a un ingreso diario superior al dólar, acceso a vivienda, salud decente y educación, la reducción en los déficits de acceso a las tecnologías de la información y las comunicaciones suena por lo menos a un buen deseo de algún aficionado a las tecnologías.

Y sin embargo el problema del acceso desigual a las TICS y su uso eficiente no es ni puede ser una novelería, un capricho de algún geek dispuesto a descolocar a la comunidad internacional con nuevas pretensiones de igualdad, o mejor dicho de tecno-igualdad.

Pero es difícil sentir urgencia en la construcción de agendas nacionales hacia el cierre de la brecha digital cuando leemos la descripción más generalizada de la brecha digital:

"Diferencia entre la capacidad de acceso y uso efectivo entre diferentes estamentos de la población, o entre diferentes países a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones".

Siguiendo esa lógica, bien podríamos hablar de la brecha de agua potable, de la brecha de la vivienda, de la brecha sanitaria, de la brecha educativa, de la brecha del ingreso.

Todas esas brechas, por simple lógica, son más urgentes que la brecha digital.

Pero cuando tomamos en cuenta el contexto en que se desenvuelve la brecha digital, las consideraciones lógicas anteriormente descritas empalidecen;

El planeta entero está migrando a un nuevo tipo de capitalismo, el capitalismo informacional, donde la materia básica de producción es la información y el objetivo mismo de la producción es cierto tipo de información (el dinero digital).

No es una nueva fase revolucionaria del capitalismo, los órdenes sociales no se trastocan definitivamente, de hecho el poder se puede concentrar infinitamente más en ésta la época de la sociedad de la información. Es una nueva forma de ordenamiento del capitalismo, un nuevo modo de desarrollo. No es un nuevo modo de producción.

Es un nuevo modo de desarrollo. No hay mayor alternativa para nuestros países; se entra a éste nuevo modo de desarrollo o se sale de la historia. Y desde allí construir alternativas.

Y en éste modo de producción, las diferencias del ingreso entre aquellos que se incorporan a este nuevo modo de producción y los que no son abismales y con tasas de crecimiento exponenciales.

La brecha digital no es estática; los países, regiones, empresas, comunidades e individuos que se incorporan a la lógica informacional obtienen recursos exponencialmente mayores a sus pares que no, y esos recursos les permiten desarrollar nuevas tecnología de la información y nuevo conocimiento, nuevas industrias culturales y nuevos productos informacionales. Lo que les permite crecer aún más.

En la era del capitalismo industrial algunos economistas descubrieron que los términos de intercambio entre los países industriales y los países primario exportadores siempre iban deteriorándose. Por eso recomendaban que los países hicieran un esfuerzo enorme para salir de ese modelo perverso de inserción internacional y se industrializasen.

Esos mismos economistas verán abismados que los términos de intercambio no sólo caen más intensamente en ésta nueva economía “informacional” sino que además la brecha del ingreso crece exponencialmente entre los países debido justamente a un nuevo modo de generación de productividad basado en la información. Esta brecha entre los países "informacionales", los "industriales" y los simplemente primario exportadores se ha agravado exponencialmente y se agravará aún más.

Entonces la brecha digital no sólo marca la diferencia entre los que “tienen tecnologías” y los que “no la tienen” sino entre los que “tienen futuro” y los que “no tienen futuro”.

Marca la diferencia entre los que “podrán crecer y solventar las necesidades” y los que “están condenados a niveles cada vez mayores de pobreza”.

Pero, si se elimina la brecha digital estará pavimentada la vía al crecimiento, al desarrollo y por último a la felicidad? No hay que ser ingenuos ni voluntaristas. La brecha digital es la expresión “digital” de una brecha que tiene siglos sino milenios; la brecha del ingreso.

Y la brecha del ingreso no se resuelve con más ingreso. Se resuelve con un nuevo ordenamiento internacional, y con una estructura que asegure una mucho mejor distribución del ingreso a nivel nacional e inclusive local.

Pero ningún ordenamiento nuevo es posible sin la incorporación plena a ésta la era del capitalismo informacional.